La campanada dio la
salida y allí se presentó con su peculiar “wit” el amigo
Güell, todoterreno micológico, para ir desgranando un rosario de
setas con la consiguiente intriga haciendo participar activamente a
los pocos que concurrieron al evento.
Se pudo saber cuáles
eran algunas de ellas jugando a veces con sus nombres; unos
averiguaron el género pero no dieron con la especie y tras creer
haber desenmascarado algunas, nos jugó la vuelta con la sentencia
julianesca de que “ahora ya no se llama así sino…” No era el
Boletus satanas sino el Rubroboletus satanas. Los
patinazos vinieron cuando se trató de dilucidar en qué país se
encontraban, juego total de azar por cierto, lo cual quedó patente
la mayoría de las veces con un sello de correos del mismo, desde el
Imperio Otomano hasta Chile o Australia.
Aparecieron setas raras
como la Morchella anatolica (Turquía), Cortinarius
austro-venetus (Australia), Laccaria Ohiensis o fraterna
(Chile), Tricholoma hochstetteri (Nueva Zelanda), Inocybe
erubescens (Estonia), Lactarius lignyotus (Suiza),
Cantharellus cinnabarius (Canadá)…
Una manera particular y
exquisita de hacer tomar parte al respetable. Por supuesto, el premio
quedó desierto.
Muchas gracias por tu
esfuerzo y genuino hacer, Eduardo>.
R. Gallego
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En la charla de este mes la función era de lo mas simple. Nos presentaban fotografias de setas de diferentes especies, que los asistentes, reconocidos micólogos de prestigio todos ellos, iban adivinando puntualmente. Quizá se presentó algún pequeño resbalón con la nueva nomenclatura de los boletales, que pienso nos darán problemas de adaptación. Pero el resto de las imágenes ¡de chapeau!
Y es que el premio bien lo valía. Ni
mas ni menos que una vuelta al mundo con todos los gastos pagados a
cargo de la Asociación Micológica. Asi pues, al primer fallo, las
jerarquías respiraron tranquilas.
Se trataba de dar nombre al país que
había puesto en circulación algún sello con la imágen de la seta
presentada. Y aquí estaba el truco. Son decenas los timbres postales
de muchos paises que presentan la imágen, pongamos por caso, de una
Macrolepiota procera.
Dificil de adivinar. Pero una buena coordinación y asistencia de los miembros de San Jorge, y ahora estariamos todos haciendo las maletas.