Desde
septiembre, en un par de artículos concatenados, no mentamos a nuestro patrón
pero ahora vuelvo a la carga a raíz de lo visto en mi último viaje por
Centroeuropa. Digo lo visto porque sé que hay mucho más que no vi aunque puede
que estuviera cerca. Por desgracia, el trajín de estos viajes no permite
reparar en todos los detalles como uno quisiera.
Una ciudad
visitada fue Praga, en la República Checa. En la misma, es ineludible parar
unas horas en el recinto de su famoso Castillo, mayor castillo antiguo del
mundo, símbolo y cuna de ese país. Es mucho lo que encierra bajo ese nombre: el
propio edificio civil, sus patios, la Catedral de San Vito (símbolo y orgullo
de la República Checa) (*), el Callejón
del Oro con sus casitas diminutas adosadas a la muralla, en una de las cuales
vivió Franz Kafka, ubicuo en Praga, el famoso escritor y filósofo,
existencialista, paladín, entre otras cosas de lo absurdo, autor de La Metamorfosis (La Transformación o Die
Verdwandlung porque él escribía en alemán) y un largo etcétera de
construcciones.
(*) Es curioso, en su interior, al altura del
triforio, justo antes de la cabecera, aparecen varios blasones, y en un tramo leemos: “Princeps et Infants
Hispaniarum” entre los cuales está nuestro León.
Entre estas
está la la Basílica de San Jorge, que es lo que me ocupa en este
artículo. En checo : Bazilika Sv. Jiří, que resulta
ser la iglesia más antigua que se conserva en el conjunto del Castillo de
Praga. Fundada por Vratislaus, Duque de Bohemia en el año 920, coetánea de
nuestro prerrománico o nuestro mozárabe. Su interior sobrio contrasta con el
barroco insistente de la ciudad. Contiene tumbas de personajes y santos
bohemios. Casualmente yo tuve un amigo checo homónimo que visitó León en los
setenta.
La fachada sí
es barroca y de finales del siglo XVII.
En un tímpano superior se nos muestra un San Jorge y el dragón, las
iniciales S.G. y una advocación al santo que reproduzco aquí en foto por el
futuro de nuestra Asociación.
Por esta zona de
Centroeuropa, hay varios “San Jorges”
por kilómetro cuadrado. Cito algunos: en la plaza central del Castillo vemos,
aparte de otras muchas cosas, un San Jorge, a caballo como es habitual, otros tres en Budapest; uno o de ellos
curiosamente no está cabalgando, otro en la iglesia San Jorge de rito ortodoxo
serbio (imagen de la iglesia de pared amarilla con el santo en la parte
inferior de la izquierda que apenas se distingue). Otro está en Viena (Wiener
Neutadt), del cual no encuentro fotos.