viernes, 8 de septiembre de 2023

Corría el año…1995


 


      De nuevo, en el salón del Club San Isidro de la plaza de Colón, el 19 de diciembre a las 20:00 horas, se reunían en Asamblea General Ordinaria ocho miembros de la Junta Directiva y un socio de la S. Micológica San Jorge. Se estaba a punto de despedir un año elegido por la ONU como Año Mundial para la Tolerancia y Conmemoración de las Víctimas de la Segunda Guerra Mundial. 

       Un año convulso en algunos territorios a causa de desastres naturales como el terremoto de Kobe (Japón) que se cobró la vida de más de 6.000 personas. Mejor suerte corrieron los habitantes de Ometepec, en el estado de Guerrero (México), por ser la primera vez en la historia que los servicios de predicción consiguieron alertar a la ciudad de la inminencia de un seísmo. 

      En la reunión de la Sociedad Micológica, escasamente concurrida, dicho sea de paso, se aprobaron las Actas de las sesiones anteriores y el estado de las finanzas sin que ningún asistente opusiera objeción alguna. El saldo a favor de los socios el 31/10/1994 ascendía a 605.415 pesetas, que sumadas a los ingresos por cuotas, venta de libros y subvenciones de Ayuntamiento y Diputación (486.975 ambas partidas) resultaba un total de 1.424.254 pts. disponibles para el ejercicio. Un año más tarde, el 31/10/1995 era de 505.773 pts. Los gastos, debidamente justificados todos ellos, habían ascendido a 918.477 pts. habiéndose destinado la partida más importante a la impresión de posters micológicos. La cantidad que en este ejercicio se destinó a la compra de libros y material de laboratorio ascendió a 157.486 pts. 

      Apenas empezábamos a saborear las bondades del verano y a pocos días de finalizar la guerra de Angola, las tropas serbias asesinaban a más de 8.000 civiles, muchos de ellos, niños, en Srebrenica (Bosnia) en una de las muchas acciones de las que la Humanidad debe avergonzarse. Atentados, accidentes aéreos y otros sucesos luctuosos completaron la siniestralidad del año referido que, por cierto, hasta entonces había sido el más caluroso desde que existían registros. 

      Tras detallar el estado de cuentas de la Sociedad y resultar aprobadas por unanimidad, el Presidente, Juan A. Eiroa expuso a la concurrencia las “dificultades para cobrar del Ayuntamiento la subvención correspondiente a los gastos de la Semana Micológica, a pesar del continuo contacto que se mantiene con este organismo” . Tres cuartos de lo mismo ocurría con la Diputación. A pesar de la buena voluntad de las autoridades provinciales, la institución carecía de liquidez, proponiendo como solución echar mano del millón de pts. concedido para la publicación de fichas micológicas, y así saldar todas las deudas y compromisos adquiridos con la Sociedad. 

      Se acordaba ese mismo día dar de baja, previo aviso, a los socios que tuviesen tres o más cuotas anuales sin satisfacer.

      En un intercambio de opiniones antes de dar por finalizada la reunión, se comentaron las incidencias de la celebración de la Semana Micológica; algunas conferencias gustaron más que otras. Se hizo constar “el descontento general por la actitud de alguno de los conferenciantes en relación al número de acompañantes y su forma abusiva con susgastos de restaurantes y hoteles”. 

      Un asistente proponía la creación de un póster con las setas medicinales y sus propiedades pero se desechaba la idea por lo delicado de manejar esa información. 

      Tan sólo tres días después de la reunión, la ciudad se vio sacudida por el terrible atentado que costó la vida al comandante Cortizo. 

A las 21:30 horas se levantaba la sesión tras hacer constar los oportunos agradecimientos. 


 

      A partir de entonces muchos estudiantes leoneses elegirían como destino del viaje de fin de curso el complejo de ocio Port Aventura (Tarragona) inaugurado ese mismo año. 

Raquel Álvarez Álvarez

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