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Las de Junio, para ninguno...
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Había que cumplir con un compromiso en el Alto Bernesga y, de paso, se nos ocurrió adentrarnos en el pinar y luego en un hayedo con praderío cercano.
La lluvia caía con sostenida cadencia y el suelo estaba empapado pero, despacio, escudriñando aquí y allá empezaron a aparecer algunos ejemplares de setas; quizá menos de los que lógicamente debería haber: Amanita rubescens, Amanita gemmata, Clitocybe infundibuliformis, Coprinus niveus, Lycogala epidendron , Russulas sp. y por sorpresa, también algunos Calocybe gambosa en estado relativamente aceptable, de los que dimos cuenta los pocos socios que suelen aparecer por la sede, pero ningún boletus por desgracia.
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Pinus silvestris
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Fagus sylvatica
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No fue una mañana perdida en absoluto pues, con este fructífero paseo, se demuestra que al campo hay que hacerle una visita de vez en cuando, con insistencia, y disfrutar del momento y circunstancia. Las desilusiones suelen surgir cuando solo se busca algo concreto (una especie en particular o ejemplares para llenar los platos) y sin embargo no aparecen. ¡Cuánto menos hay de algo más se busca y ahí es donde se hallan las sorpresas!
También surgían ante nosotros varios ejemplares magníficos de flores silvestres: Peonia mascula, Eryngium carlinae o Cardo mariano, rosales silvestres en su apogeo de color como una llamarada entre el verde. Y por supuesto se oía el trino de los pájaros, el rumor del agua en el arroyuelo, se veía el conjunto de pinos alfombrados por grandes helechos, las frondosas hayas con sus nuevas hojas prácticamente desarrolladas pero a la vez cubierto por el grueso manto de sus propias hojas caídas de la temporada anterior. Los omnipresentes troncos y ramas muertas pero a la vez vivas formando la nueva materia orgánica con la ayuda concurrente de los excrementos de la fauna de la zona, silvestre o doméstica.
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Los últimos vocales
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Amanita gemmata
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Esto os suena a todos y parecerá cursi pero a mí me relajó enormemente y fue una buena cura psico-somática tras unos días aciagos y, aunque vine con agujetas, por el esfuerzo de subir y bajar, con algún resbalón incluido.
Os animo pues, a hacer algo así de cuando en cuando aunque no encontréis setas para los fogones.
R. Gallego