" Tres martes hay en el año
que relucen mas que el sol:
martes santo, martes chico
y the tuesday mushrooms"
En este caso correspondía a mayo y también fue el último en la serie de charlas impartidas por socios a socios en los últimos meses.
De la organización de la final de este campeonato micológico se encargó el amigo Eduardo Güell que se cebó en el tema inspirándose en fuentes galas por lo que podríamos subtitularlo como “L’odeur des champignons”.
La alineación del equipo nos la presentó de forma enigmática e interactiva haciendo un casting de olores poniendo a prueba las facultades organolépticas, más concretamente las olfativas, de los presentes haciéndonos identificar los efluvios o emanaciones de las sustancias de once diminutos frascos, incluido un pulverizador, y anotándolos en una hojita.
El juego de los olores da mucho de sí. A los que tuvieran los once aciertos se les daría un premio de un lote de libros o incluso de una cena en un restaurante de León a elegir para los más avezados en las preguntas de avanzadilla. Huelga decir que los premios quedaron desiertos. Me recuerda el chiste del que fue al médico por una dolencia que tenía y éste sacó un frasquito, lo abrió y se lo acercó a la nariz diciéndole: “¡Huela!” El enfermo olió y el médico añadió: “Bueno, pues ya está curado”. ¿Cuánto le debo? dijo el enfermo. “Pues…son 50 euros”. El enfermo sacó un billete de 50 euros y dijo: “¡Huela!” El doctor olió y el enfermo le dijo: “Bueno…pues, ya está pagado”.
Nos retó con un quiz de olores para descubrir qué setas los ostentaban, desgranado a continuación la retahíla de especies que podían presumir de tal aroma y la verdad es pudimos deducir que el ponente se tuvo que emplear a fondo para elaborar las listas.
Hemos aprendido que, entre otras cosas, el olor puede ser determinante en la identificación de una seta; a jabón, a gas, a rábanos, a esperma…
Por si fuera poco, con cada característica nos mostró la versión o variante cazurra de cada grupo con el humor sui géneris, mezcla de irónico-sarcástico-flemático-anglosajón.
Acabamos con una degustación que ya se ha hecho inveterada. Pilar Yanguas nos sorprendió con una exquisita tortilla de calabacín, setas y queso y una tarta casera de Santiago. De hecho, durante la charla ya fueron mermando las bolsas de frutos secos y las botellas de vinos suaves. Menos mal que el sentido del gusto va separado del olfato.
Quedáis todos emplazados para las nuevas charlas de la próxima temporada como ponentes y como asistentes. Los temas micológicos son inagotables.
Muchas gracias a Eduardo y demás colaboradores.
Rafael Gallego