Título original:
SOCORROS QUE SE HAN DE DAR Á LOS ENVENENADOS Ó ASFIXIADOS
Autor: Don Mateo Pedro Orfila
Edición original: Imprenta de la Calle de la Greda. Madrid – 1818. Se hallará en la librería de RANZ, calle de la Cruz.
Edición facsímil 2009: Editorial MAXTOR, Valladolid
Páginas: 266
El título completo y sugestivo es SOCORROS QUE SE HAN DE DAR Á LOS ENVENENADOS Ó ASFIXIADOS y medios propios para reconocer los venenos y los vinos adulterado, y para distinguir la muerte verdadera de la aparente, por D. MATEO PEDRO ORFILA, Médico de S.M. Cristianísima, Miembros correspondiente del Instituto de Francia, de la Sociedad de Emulación, de la Universidad de Dublin, de la de Filadelfia, de la Academia de Madrid, de Barcelona, de Murcia y de las Islas Baleares; Catedrático de Química en el Ateneo Real de Paris, de Medicina legal.
La obra enumera y describe con todo lujo de detalles los distintos y posibles venenos de cualquier procedencia y los antídotos y tratamientos según los síntomas. Los clasifica en cuatro clases:
I. Venenos irritantes que causan inflamación en las partes que tocan,
II. Venenos narcóticos o estupefactivos,
III. Venenos narcóticos-acres y
IV. Venenos sépticos o putrefactivos.
En lo que atañe a la micología, dentro de la III Clase, el apartado I, págs. 76-81, trata: De las setas venenosas, Efectos de las setas venenosas, Indicios que deben hacer recelar de las setas y Curación. Enumera una serie de setas venenosas con nombres de agáricus: muscarius, de primavera, cicuta verde, cruz de Malta, ojo de corneja, etc. Los efectos de las setas pueden ser retortijones, vómitos evacuaciones por arriba y por abajo, calambres, embriaguez, convulsiones, adormecimiento, muerte, etc. Entre los motivos de recelo estaría las que crecen a la sombra en los bosques, las que cambian de color al cortarlas, las mordidas por animales, etc. En la curación, propone el uso de eméticos, lavativas, aplicación de sanguijuelas en la parte del estómago, etc.
Es curioso leer estas páginas dedicadas al envenenamiento por setas para constatar cómo se pensaba al respecto a principios del s.XIX. También es interesante ver que, al menos en la edición facsímil se dedique la portada a una seta cuando sólo dedica unas pocas páginas al tema.
Rafael Gallego Rodríguez