Se daba la salida al Año del perro de
tierra. O al final de las carnestolendas. O al comienzo de la
Cuaresma. Da igual. Como la cosa sucede en un palmo de semana, en la
Asociación Micológica se optó por el triplete mismo. Orejas de
Carnaval. Limonada semanasantera. Y canes a la leonesa.
Con la disculpa de la “Segunda
orejada de San Jorge”, fueron varios los concursantes que acudieron al evento con el platito de orejas correspondiente, de
muy variadas formas, calidades y presentaciones. Pero todas ellas de
exquisito paladar. Incluso las orejas de gocho a la leonesa que
aportó algún despistado, recibieron los parabienes del jurado.
Finalmente, en democrática votación,
se eligió al ganador de este certamen, a quien se le impuso el
correspondiente mandil, con el que posa orgulloso en la foto de
grupo.
Y así, casi sin quererlo, la
Micológica se agenció con otro chef, para sus fogones.
(Perdón. Donde se dijo canes de debía
decir CARNES. Hecha la rectificación)