La del alba sería cuando un cohesionado y compacto grupo de socios de San Jorge enfilaba por la N- VI, rumbo al puerto del Manzanal. Es este la divisoria entre las cuencas del Duero y del Miño, aunque todo ello forma parte de la comarca tradicional de la Maragateria. En las laderas, con orientación este, existe un amplio pinar de repoblación, en parte de pino silvestre y en parte de pino negral, con matas de coscoja y de carrasca, que presuponiamos un buen hábitat para la seta-diana de esta temporada, y que no es otra que la Cantharellus tubaeiformis. Hace ya unos años, que esta especie, otrora frecuente por estas latitudes desde noviembre hasta marzo, se encuentra en contadas ocasiones. A pesar del empeño puesto, esta vez no iba a ser menos.
Después de una semana de ausencia de heladas, con unas temperaturas anormalmente elevadas para la época, nos encontramos en una pinada uniformemente limpia, y por ende, con pocas posibilidades de éxito respecto al objetivo marcado. Dos miserables y pequeñas angulas de monte fue todo nuestro botín. Estan pues empezando a nacer. Claro que ahora vuelven los frios.
Nos llamó la atención el diferente proceder, en el consumo de las setas, de los corzos con respecto a los jabalies. Mientras éstos levantan todo el mantillo en la búsqueda del alimento, los corzos unicamente meten el hocico a las setas, dejando visible los restos de los pies de los ejemplares consumidos. En este caso, abundantes portentosum. Es curioso que al equestre ni puto caso. El pinar que visitamos era afortunadamente corzuno.
Aparte de los tricolomas, pocas setas más se dejaron ver, con lo cual, la mitad de los asistentes dieron por cerrada la temporada. La otra mitad mantiene viva la ilusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario