Hace unos quince días, tres arriba, tres abajo, alguien trajo a nuestra sede un regalo de tierras extremeñas en forma de patatines, como dirían en Asturies. Trufas parecían pero las llaman criadillas de tierra popularmente o Terfezia arenaria en términos más eruditos. Para nosotros práctica o totalmente desconocidas, aunque por aquellas tierras abunden y de hecho las vendan en los mercados.
Quisimos salir de dudas y saber a qué sabían. Esto no es redundancia pues, aunque es el mismo verbo, tiene dos significados distintos. Para ello se elaboraron dos platos, uno era una tortilla que preparó Raquel y otro este guiso de mi señora Pilar. A cuenta de la cata, nos juntamos unos cuantos y con un poco de aquí y un poco de allá, pusimos a punto un piscolabis.
Entre "esto sabe a tal, a mi me parece que a cual, yo creo que..." ambos platos desaparecieron bajo nuestros paladares. Los dos estaban ricos y creo que la opinión general fue que, las criadillas en sí, dependían de lo que les echaras. Tal vez alguien conozca alguna otra receta de gourmet que nos haga ver las cosas de otra manera. Lo importante es que probamos una especia nueva y ya podemos hablar con conocimiento de causa al respecto. Muchas gracias, en cualquier caso, al que las trajo.
Rafael Gallego.
LA RECETA: Criadillas de tierra (Terfezia arenaria) con pollo y verduras
Ingredientes:
300 g de criadillas de tierra
½ kg de pechugas de pollo
½ pimiento verde
½ pimiento rojo
1 zanahoria
1 cebolleta
1/vaso de agua
aceite de oliva
sal
Preparación:
Se limpian las criadillas y se parten en lonchas. Las pechugas de pollo se parten en dados. Poner un poco de aceite de oliva en una cazuela y rehogar las verduras cortadas en trozos pequeños, agregar el pollo y el agua. Salar. Dejar cocer unos 10 minutos y echas las setas. A fuego lento, dejarlo todo junto otros 3 minutos.
La receta es de Pilar Yanguas Loredo
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