ATLAS MICOLÓGICO (CCXLVIII)
Descripción.- La conocida como “hígado de vaca” lo es precisamente por su aspecto y color. Semeja totalmente un hígado mas o menos sano.
Se trata de una especie parásita del bosque caducifolio que se encuentra sobre tocones y restos de madera. De aspecto gelatinoso en su juventud (cuando puede ser consumida) se vuelve coriácea con el tiempo, cambiando el color rojo hepático de su cutícula hacia tonos más oscuros. Cambia asimismo el color de la madera que parasíta. Presenta poros de tubo corto y de tonos crema que pardean con el roce. El pie está casi ausente cuando crece en tocones y es mas manifiesto cuando se desarrolla sobre restos de madera o se trata de ejemplares jóvenes.
Fotografía.- De estos días en un bosque caducifoliar y clareado en la carretera LE-5633.
Receta.- En países desarrollados se consumen los ejemplares jóvenes en ensaladas o pasados por la plancha. Pero, para los leoneses hay otras recetas. Esta es de <DIRECTO AL PALADAR>
Hígado encebollado
300 g de higado de ternera en filetes . Una cebolla . Un diente de ajo. 20 g de pan rallado. 15 ml de aceite de oliva virgen extra. Sal y pimienta negra molida, al gusto.
Cortamos la cebolla en aros más bien finos. Los pochamos a fuego más bien bajo en una sartén con abundante aceite de oliva virgen extra. Escurrimos bien y reservamos mientras hacemos el hígado.
Cortamos los filetes de hígado en trozos irregulares del tamaño que nos convenga. Los untamos con el diente de ajo pelado y abierto a la mitad. Salamos y rebozamos en pan rallado. También podemos hacer un majado de perejil y ajo y untar los filetes si queremos darles más sabor.
Los freímos en aceite de oliva, escurrimos y colocamos en una cazuela. Echamos la cebolla pochada por encima y rehogamos el conjunto durante tres minutos. Servimos inmediatamente
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