Despuntaba el alba cuando el animoso grupo de socios de la micológica, enfilaba la cuestas del alto de Castrillino, para efectuar la travesia completa del Corollo.
Se trata del camino que por el interfluvio Torio- Curueño, alcanza desde El Castrillino (cerca de León) hasta Campohermoso (cerca de La Vecilla). La idea primigenia era tocar matas de coscoja, de melojo, de pino y, por qué no, algún pastizal.
Primera parada cerca del inicio de la ruta en un grupo de pino y roble, que resultó algo infructuosa, aunque se vieron algunas rúsulas y algún que otro
aestivalis. Más adelante las encinas no ofrecieron nada al regimiento. Animados a pesar de ello (el tiempo acompañaba) alcanzamos el pinar, situado en lo mas alto de la ruta, donde sí que se vieron
Boletus pinophillus y alguna
Gyromitra, que calmaron nuestras ansias micológicas. Y es que nos conformamos con poco.
Parada en La Vecilla, donde se recibió al grupo con todos los honores, reponiendo fuerzas con buen embutido, queso y un fresco clarete de la casa. Por supuesto que se nos invitó a volver cuando quisieramos. Pero que llevaramos la segadora.
De regreso, parada en pastizal, donde se pudieron ver desde setas de San Jorge (¡Viva el patrón!) hasta senderuelas, champiñones y lecinum.
Vuelta a casa cansados, magullados y sudorosos, pero contentos. Aunque para ser una excursión abierta y gratuita, tampoco es que fueramos un batallón.