domingo, 30 de julio de 2023

El latín de la micología


Muchos aficionados conocen el nombre común de las setas. Y común es el nombre que recibe una especie en una zona determinada. Lo que en un lado es A, en otro es B. Y la distancia entre A y B en ocasiones son muy pocos kilómetros

Linneo lo vio muy claro y se apoyó en el latín para dar nombre y apellidos (género y especie), en una nomenclatura binomial, que incluía a animales y plantas. Y setas. Con lo cual la especie descrita en A era la misma que en B, e incluso en Z. 

Vino entonces el problema del latinajo. Siendo León (Bierzo, Montaña, Tierra de Campos y Ribera) un país en donde el idioma hablado no deja de ser una lengua romance, nos encontramos con el problema de la pronunciación correcta. Mal que nos pese. Pholiota lo pronunciamos FOLIOTA. Aestivalis es ESTIVALIS. Cognata es COÑATA. E incluso caesarea es CESAREA. Y muchas más. Sarcosphaera es solo SARCOSFERA y Stropharia es ESTROFARIA. Menos mal que Gambosa es GAMBOSA. 

 

Es esta la introducción que nos lleva al artículo que en su momento se publicó en una revista promocional por el Ayuntamiento de León= León= León, con motivo de la Capital Gastronómica del año 2018 en la cual se mencionaba que tras ésta nuestra ciudad (ganadora, por supuesto, en bares por habitante) figuraba en un lugar destacado Llirona= Girona= Gerona. Tal cual como suena. Y que no deja de ser por ello una evolución del idioma. 

De algo más nos vale el latín. Y el lleünes, cagüen en sos.

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