Jámas había encontrado archivosdemicologia Hygrophorus marzuolus en los hayedos, con lo cual el reto para este año era pues el encontrarles.Y a eso fuimos.
No fueron buenos los inicios. La quedada había sido en Boñar, y alli nos apareció el Sr. Presidente arrastrando la pierna por una lesión propia de su edad con lo cual surgió la primera baja.
Iniciamos el resto del pelotón el rastreo sistemático de los hayedos que a lo largo del valle del Pinzón descienden desde la Peña de San Justo hasta casi el mismo arroyo. Es este un valle húmedo, amplio y cómodo de pasear, marcado como Pequeño Recorrido LE 27 Entrevados-Valle del Pinzón, pero que no ofreció ningún resultado.
En vista de ello, nos acercamos a Las Señales, en busca del pino silvestre, pero ante la falta de esquies o raquetas de nieve, se optó con buen criterio, bajar a tomar un taco al área de descanso de la Ermita de Peraguas junto al rio Respina. Aquí se produjo la segunda baja, que no fue sinó el chapuzón del móvil autor de estas fotos en una fuente cercana, de límpidas, cristalinas y frias aguas, con el siguiente sofocón para el que esto escribe.
Ya por la tarde, y fin de bajar la glucemia de algún afectado, nos dividimos en 3 grupos diferenciados:el primero tiró camino adelante hacia el monte y hayedo de Yllarga. El segundo,ascendió por la ruta de La Cervatina al hayedo de Lillo. Y el tercero (sabios ellos) quedaron sesteando al sol, despreocupados de su glucosa.
El hallazgo de los marzuelos fué similar en cantidad y calidad en todos los grupos formados, con lo cual habria que replantearse, nuevamente, la situación. Deducimos que... ¡ los marzuelos en los hayedos de la provincia de León son tan frecuentes como en sus áreas recreativas!
Mencionar finalmente que a pesar del inicio empinadísimo del hayedo de Lillo en la ruta larga de La Cervatina, el lugar en sí, merece muy mucho la pena.