-En el mes de 0ctubre, lo recuerdo
perfectamente, nuestros campos estaban sedientos. Yo diría que a punto de la extenuación, por la sequía tan prolongada que habían tenido que soportar. Los veneros, muchos de ellos, no conservaban ni el caudal ecológico. La Naturaleza estaba muerta, o mejor dicho en letargo, esperando el momento de poder volver a sorprendernos- una vez más- con esa maravilla que supone el resurgir de nueva vida. Las setas " esos
enanitos de gorros de colores, que tienen sangre de agua porque son hijos de la lluvia"(
Wenceslao Fdez Flórez dixit , en su Novela El Bosque Encantado)decía que las setas no habían "nacido".

-Yo me encontraba en mis días de asueto ( uno también tiene derecho a vacaciones) y habiendo seguido con avidez los pronósticos que los hombres del tiempo nos daban en varios medios de
comunicación, me lancé sin más miramientos a la Sierra de
Grazalema deseoso como estaba de pisar campo, y después de recorrer unos cuantos- mejor dicho muchos- kilómetros, me encontré la misma pertinaz sequía que por estos lares leoneses. Decepción total,
micológicamente hablando. El paisaje espectacular. Aquellos pueblos, que parecen
casitas de los belenes navideños,suspendidos en las laderas de la sierra,que uno recuerda, y añora de su infancia, colgados por la serranía gaditana/ malagueña, todos ellos encalados de un blanco inmaculado:
Benalauría,
Benamahoma, Cortes de la Frontera, Ronda, y un largo etc. Sí , sí, pero de setas nada de nada. Con una decepción más, vuelta a los cuarteles del Puerto de Santa María, donde uno tenía su pernocta.

Seguía erre que erre con el gusanillo de ver setas y un poco a "regañadientes" convenció a su sufridora, y se lanzaron a la Sierra de
Aracena y Picos de
Aroche.¿ Cómo no ?...A buscar setas. Una mañana tempranito, puso rumbo a la serranía de
Huelva, hacía
Fuenteheridos, y Castaño del Robledo. Hasta los nombres de los pueblos son bonitos. No se el primero, pero el segundo hace honor al nombre. Hay muchos castaños y muchos robles. Buenos
hábitats. Y
efectivamente, pisé campo y
vi setas. Aunque a decir verdad, ir a buscar liebres a cama de galgos....Pero alguna siempre dejan. Encontré dos "
Tanas" y varios "
Tentuyos". Adjunto foto para su constancia y también del hábitat. De regreso, en el pueblo de
Aracena, y con ganas de reponer fuerzas, contacté con la Asociación
Micológica Amanita, de dicha localidad, y
Manolo Campo, su
presidente, como el
Boti y la Secretaria de la misma, me invitaron muy amablemente a su Sede Social, sita en la Finca
Valbono, donde compartí con varios socios, y pude ver
Amanitas caesareas en abundancia. No quise abusar de su amabilidad y decliné quedarme a la cena que ellos estaban preparando a la cual se me invitó. Otro día más.

