domingo, 21 de noviembre de 2010

POR LA CUENCA DEL RIO CURUEÑO

El rio Curueño nace de la unión de dos pequeños arroyos: el de Vegarada y el del Toneo que se unen por encima de Lugueros, para formar el cauce de un rio ex truchero que acaba desembocando en el Porma, por debajo de Ambasaguas, despues de recorrer casi 45 kilómetros. Su cuenca alta forma parte de la comarca tradicional de la Montaña Oriental Leonesa, pero es su cuenca baja, la más cercana a León, la que hoy nos interesa, por sus posibilidades micológicas.

Forma una amplia vega con roble y encina en su márgen izquierdo y pinares de repoblación, en su mayor parte, en su márgen derecho. Aún a pesar de ser este un territorio “semiacotado” archivosdemicología se ha despazado al lugar para elaborar este post in situ.


 Los bosques caducifolios comienzan a entrar en esa fase de letargo invernal, dejando poco que ver. Los pinares, no es que estén mucho mejor, pero algún Suillus, Lactarius y Sarcodon pueden encontrarse. Por supuesto que las rusulas picantes abundan, así como las omnipresentes amanitas muscarias, algún que otro tricholoma ecuestre y poco más. En el bosque de transición, y siempre muy escondidos, pueden hallarse aún, algún boleto de los pinos, casi casi, en fase terminal. Las otraora frecuentes angulas de monte (Cantharellus tubaeiformis) diriase que pasan a formar parte de las listas rojas. Diferenciamos claramente la Lepista nuda del Cortinarius hercynicus.


En cualquier caso una mañana divertida y entretenida, sin el peligro del Homo Cazador.

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