Estaba anunciado con la debida antelación, y a
la vez publicitado suficientemente:el día 14 de junio de 2014, en la Villa de Aranda de Duero, y
a las 10 AM. (hora suficientemente prudencial) se esperaba a la
familia setera en la Plaza
Mayor de dicha localidad para hacerles entrega de las
consabidas pañoletas y demás obsequios, como así sucedió. Hubo un fallo a
criterio del escribidor: LA
PAÑOLETA TENIA LOS COLORES DE LA NARANJA MECANICA
DE HOLANDA. LA HERIDA AÚN
SUPURABA... Sin más comentarios. Acto seguido, en el salón de los plenos
municipales, se nos recibió por parte de su Alcaldesa, y demás autoridades
dándonos la bienvenida a su ciudad.
Pasamos al refrigerio mañanero, suficiente y
muy abundante, regado con un buen caldo de Ribera del Duero, no en vano,
estábamos en la tierra del Dios Baco. Pero como también hay que cultivar el
espíritu, nos dispusimos a visitar, guiados por un buen Cicerone, que para esos
menesteres había puesto a nuestra disposición, el amigo Luis Alberto Parra; y así pudimos visitar dos bodegas explicadas con muchos pormenores,
llegando a la conclusión de que Aranda está asentada sobre enormes
galerías que son sus bodegas, mejor diríamos fueron, dado que al día de hoy en
las mismas, no se elabora vino. Vimos una exposición de Dalí, en la Casa de las Bolas, y se nos
explicaron con mucho detalle las fachadas de las Iglesias: Santa
María la Real,
que data del siglo XV con una fachada impresionante del gótico isabelino.
La Iglesia de San Juan Bautista, templo gótico del
siglo XIV, hoy museo sacro de la ciudad.
Algunos pudimos visitar por nuestra cuenta la
exposición de las Edades del Hombre. Merece la pena visitarlas.
El plumilla, durante hora y media, asistió a
la reunión que teníamos convocada para las Asociaciones Micológicas en una de
las salas del restaurante Mesón de la
Villa, donde a las 15 horas PM pasamos a dar cuenta del menú
correspondiente, y doy fe de que no fueron parcos a la hora de servir ni del
yantar por parte de los comensales.
Sobre las 17 horas, dimos por concluido el
ágape, poniendo rumbo cada mochuelo a su olivo, regresando sin ningún
sobresalto.
Se me quedaba en el tintero, de San Jorge
acudimos una "aguerrida" representación de 8 mosqueteros, que dejamos en buen
lugar nuestro pabellón.
Hasta la próxima.