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Terminamos en la entrada anterior con el escudo en la fachada del hotel zum Ritter St. Georg de Heidelberg. Curiosamente la cerveza es servida en vasos con el San Jorge incluido
El hotel y su restaurante (con salchichas XXL) se encuentran en un edificio histórico de gran porte, situado en la Marktplatz/Plaza del Mercado del Heno frente a la iglesia protestante del Espíritu Santo rodeada por pequeños puestos fijos adosados a la propia iglesia. ¿Os acordáis del episodio de los mercaderes del templo?, pues algo así, desde hace siglos. Es el Hotel zum Ritter St. Georg/Hotel del Caballero San Jorge (zum o zur, según sea masculino o femenino, se antepone a los nombres de hoteles por aquellas tierras). Tal vez sea el hotel más antiguo de Alemania. Este fue construido por Carolus Bélier, huido de Francia en la persecución de los protestantes, en 1592, para su esposa Francina en renacimiento tardío, empleando la piedra arenisca roja típica en toda la zona del suroeste alemán. Al ser de piedra, fue prácticamente la única casa que sobrevivió al incendio de la ciudad en 1693. Al contario de los avatares bélicos e incendios sufridos por el castillo y el resto de Heidelberg, milagrosamente no bombardeada por los aliados en la Segunda Guerra mundial, este bello edificio se salvó. Fue también durante unos años la Rathaus o Ayuntamiento de la Ciudad. En 1838, Victor Hugo fue uno de sus ilustres visitantes de esta Haus/Casa sobre la que también escribió.
En un reciente viaje por tierras germanas, me topé con varios “San Jorge”. Uno, con bastón de mando y espada, en la plaza de la Catedral de Freiburg in Brisgau y que figura en la entrada anterior de la serie (hay otro parecido en Suiza y otro en Francia) presidiendo un excelente mercado en torno a la misma de los que tantos se ven por el país, limpios ordenados y muy activos si bien con precios un poco altos a veces. Pero había de todo. Son muy dados a vender las frutas y verduras por piezas o libras pero no tanto por kilo. Había p.ej. alcachofas rojizas de Italia a 1,50 € /pieza pero también de Francia, parecidas a las de aquí, algo pequeñas, a un módico precio de ¡4,00 €/pieza! No valoramos lo que tenemos aunque ahora casi andamos por esos niveles.
Por cierto uno de los vasos de cerveza que se usan en el hotel de Heildelberg, y que hacen gala del Patrón, está en nuestra sede y que por desgracia, hubo de ser restaurado, para dar testimonio, tras sufrir el “delicado cuidado” que dan a las maletas en los aeropuertos.
R. Gallego