10 del 10 del
14
Como todos los años durante los últimos cinco, el Certamen de
mico-micro-relatos ya está en marcha desde el pasado 10 del 10, y hoy
publicamos los más destacados entre los recibidos del pasado concurso ya fuera
de plazo y los llegados en las últimas semanas.
Habitualmente como es costumbre y hasta finalizar el plazo de recepción de
obras, el primer día de la próxima primavera, publicaremos una selección de los
relatos más interesantes a entender de los mantenedores de este blog, y sin que
esto sirva de precedente para el resultado final del concurso que precisará de
más sesudas reflexiones.
Os recuerdo las bases del concurso en el siguiente enlace
Estos son los relatos elegidos:
Título.- Escrache
liliputiense
A María siempre
le gustó guisar, por eso se inscribió en Hostelería, donde le habían enseñado a
cocinar los hongos y setas de todas las formas imaginables. Las preparaba
exquisitas en tortilla, salsa verde, con jamón picado e incluso con gambas.
Pero hoy María se
enfrentaba a algo para lo que no la habían formado. Los habitantes de los
sombrerillos que ella cocinaba y que, hasta ahora deambulaban por los estantes y cajones se habían
rebelado y le habían arrebatado su cocina. Armados con tenedores y cuchillos,
aquellos seres diminutos clamaban justicia por el hogar que ella les había
arrebatado.
Autor.- P.R.
Chico.
Título.-
Sangre por veneno
Es increíble
la de veces que una genialidad se confunde con una locura. Quizás su única
locura sería anteponer sus amigos a el mismo. De él habían tirado, le habían
arrastrado, y Sergio en respuesta les había golpeado para que le dejasen ir. No
se lo tomaron mal, pero ninguno quiso dejarle igualmente. Pero Sergio era
rápido, fuerte y atlético. Un espartano tropical. Mientras corría, notaba el
veneno de la seta dormirle las extremidades, y luego nublarle la vista. No notó
las flechas ni las piedras rebanarle y despedazarle. Sonrió. Menuda sorpresa se
llevarían los salvajes cuando le comiesen…
Autor.-
Ignacio Zuelabri
Titulo.- Un recuerdo de mi infancia
Recuerdo que de pequeña me mandaban siempre a por agua a la fuente. En
agosto salía temprano, antes de que el bochorno apretase. En la ribera de
la Huecha
crecían abundantes las setas de chopo, y si madrugabas tras unos días de
lluvia, convenía llevar un cesto junto a la garrafa para traer a casa el
preciado botín.
Qué contenta se ponía mi tía Paquita. Enseguida pelaba unos ajos y
calentaba la sarten. Yo bajaba corriendo al corral y las gallinas se
arremolinaban entre mis piernas, mientras las distraía lanzando un puñado de
maíz para coger un par de huevos.
Autor.- Terri Zabala