ห็ดที่คุณทำให้ผมจนกว่าไข่
Por motivos de agenda, frase tan socorrida hoy en día en ciertos sectores, el último martes de marzo se convirtió en primer jueves de abril. Da igual, los resultados han sido idénticos, pues nuestro ponente, D. Juan A. Eiroa cuando regresó, informalmente, nos había hecho abrir boca con motivo de su reciente viaje a Sri Lanka y sus experiencias por aquellas tierras; entre ellas las micológicas, pues es hombre que adondequiera que va nunca se olvida del reino fungi. Los habitantes del país, llamados en su día yahhos (no yahoos, cuidado), luego no sé y hoy cingaleses. adivinaron pronto sus aficiones y quisieron aprovecharse de ello intentando venderle setas.
La primera parte de la charla la dedicó a hablarnos de geografía e historia para irnos preparando y con buen criterio ha querido hacernos partícipes de sus vivencias en aquellas latitudes, conocidas otrora como Heladiva, Lanka, Lankadvīpa, Simoundou, Taprobane, Serendib, Selan, Isla de los mil nombres, Lágrima de la India y durante la colonización inglesa, Ceylon. Hoy es de momento Sri Lanka aunque hasta hace poco lo conociéramos como Ceylán. El correcaminos Marco Polo ya hizo sus pinitos por aquellos lares. Es la famosa Isla de las Especias. Digo que con buen criterio porque ¿hubiera tenido gracia que nos dijera simplemente: “estas setas las encontré en el campo en otro país”?
La segunda se centró propiamente en las setas de allí. Tras ver las fotos y explicaciones nos rendimos ante la evidencia y volvimos a quedar como en la mayoría de los casos en que “debe ser, a mi me parece que es, yo creo que es, a ver si es…” Es lógico, nos pasa con lo más próximo como para no liarnos con lo ignoto. De allá nos han llegado en sus manos algunos ejemplares de Ganoderma hasta ahora también difíciles de identificar. A lo mejor algún día aparece algún ejemplar por otra parte y el recuerdo nos llevará a pensar que podría tratarse de la misma especie que aparecía en las fotos de Sri Lanka. Nunca se sabe.
Termitomyces heimii |
En una de las diapositivas aparecía una enorme roca de origen volcánico pero a mi personalmente me suscitó una duda. ¿No sería más bien una enorme seta petrificada?, ¿no pasaría como a aquel náufrago que por fin llegó a una isla que resultó ser una enorme ballena cubierta de crustáceos?.
Queda demostrado que nuestra querida Asociación rompe barreras y traspasa fronteras en su avidez de no dejar hongo fuera de control. Esta vez ha sido muy lejos en tierras exóticas y por lo menos no se perdió como le ocurrió alguno el año pasado buscando gurumelos por estas fechas en sitios no tan lejanos.
Gracias Juan por este agasajo y también por las aportaciones materiales para nuestros paladares. Me parece que al final quedó poco o nada encima de la mesa…El que no vino no bebió vino ni satisfizo sus necesidades materiales ni micológico-culturales.
Hasta el próximo último martes.
Rafael Gallego