lunes, 11 de junio de 2018

HUELLAS MICOLÓGICAS EN LA ARQUITECTURA....


Fondo de wikipedia.org


Un edificio destacado de la monumental e histórica Astorga es su Palacio Episcopal, obra a caballo entre los siglos XIX y XX del genial arquitecto catalán Antonio Gaudí i Cornet para su amigo el obispo Joan Baptista Grau i Vallespinós.


En la planta noble del mismo donde se encuentran la capilla, el comedor, la estancia del obispo, también está el Salón del Trono que cuenta con un sillón con dosel ideado por el arquitecto. El palacio como tal, la dependencia con tal nombre y el sillón en sí son muestra del poder episcopal de la época. Allí se celebrarían sus audiencias a destacados personajes y debía quedar patente su status.


Yo había visitado el Palacio Episcopal de Astorga mil veces como quien dice, pero nunca había reparado en un detalle. Éste está en el propio sillón, justo en el borde del asiento, formado por una decoración que recuerda la del cimacio de un capitel románico o un pequeño friso. La decoración en este caso está compuesta por una secuencia de formas zigzagueantes rellenas de formas de la naturaleza; las inferiores como hojas de trébol y las superiores como setas cortadas en vertical.


La imaginación de cada cual no tiene límites y a mí personalmente se me antoja que en el segundo término se trata realmente de SETAS CORTADAS


Ilustrando brevemente el artículo, resalto que el obispo Grau nació en Reus en 1832. Entre otras cosas, fue presidente de la Sociedad Tarraconense de Arquitectura. León XIII le nombró Obispo de Astorga, tomando posesión de la diócesis el 16 de octubre de 1886. El 23 de diciembre de ese mismo año un incendio destruyó el palacio antiguo y por ello Grau encargó a Gaudí la construcción del nuevo, donde está la pieza que nos ocupa. Falleció en 1893 en visita pastoral a Tábara (Zamora). De la vida y obra de Gaudí no voy a hablar porque no acabaría. Simplemente quiero decir que, una de las fortunas de esta querida provincia fue, por avatares del destino, la impronta que nos dejaron ambos personajes.
Siendo ambos buenos catalanes y siendo los catalanes buenos micófilos, ¿por qué no pudo ocurrir que se les ocurriera plasmar unas setas en su obra de Astorga?
 


Rafael Gallego – Asociación Micológica Leonesa San Jorge

1 comentario:

  1. Asombroso, pues claro que parecen setas, para nada el trébol.

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