DECIMOSEXTO DÍA DEL CONFINAMIENTO
Una conocida canción de la cantante gallega Luz Casal empieza así:
Cuando la pena cae sobre mi
el mundo dejará de existir,
miro hacia atrás y busco
entre mis recuerdos…
el mundo dejará de existir,
miro hacia atrás y busco
entre mis recuerdos…
Impulsado
por las circunstancias, eso estaba haciendo yo estos días: buscar entre mis
recuerdos en la pila de cajas del trastero, y encontré por casualidad esta
tarjeta, publicitaria en su reverso, en papel mate acartonado, de tacto
especial. En tal reverso hay una foto de M.
L. Espido Freire , escritora bilbaína y uno de los Premios Planeta más
jóvenes. Al parecer esta imagen es la que figura en la portada de la obra.
Mi postal |
Se
trata de una pintura de alrededor de 1470 de Paolo Uccello (pintor italiano de ese s.XV
(quattrocento italiano) obsesionado por plasmar la perspectiva en sus
obras, de la que Giovanni Antonio Canal,
más conocido como“Canaletto” sería un
maestro unos siglos más tarde. Se exhibe en la National Gallery de Londres.
Antes perteneció al conde Lanckoroński de Viena.
El cuadro completo |
Traigo esto a cuento
precisamente por las circunstancias que nos atribulan. Podría ser una
representación de lo que nos ocurre en estos días. Por ahí anda un bicho
invisible pero matón que nos tiene sitiados. Esa es la palabra, sitiados. No
hace falta explicar lo que ocurría en una ciudad sitiada en la Edad Media por
ejemplo. El enemigo estaba fuera y dentro. La diferencia es que hoy no hay murallas,
entonces los sitiadores acababan entrando en la mayoría de los casos y hoy los
habitantes de la ciudad se ponen a la defensiva pero sin murallas. Y, ¡claro!
entra el enemigo por doquier; llamémosle virus.
El
virus sería el malvado dragón que nos amordaza como a la débil princesa y ahí
entra en juego San Jorge en su caballo blanco, impoluto como la Sanidad misma,
lanza del remedio en ristre, dejando atrás la amenazante nube vírica y al otro
lado la cueva o guarida del virus-dragón.
Lo de la negra cueva me trae a
la memoria una frase del más que pesimista filósofo alemán, de origen prusiano,
Arthur Schopenhauer que podría
enunciarse en esta situación. Entre otras, era conocida su aversión y terror a
dejarse cortar el pelo o afeitar porque desconfiaba del peluquero y sus
instrumentos. Hablando de los filósofos antropologistas decía: “El
fiolósofo antropólogo es semejante a un hombre ciego que, en una noche oscura,
en una oscura cueva, busca un gato negro que no existe”
Arthur Schopenhauer. Danzing 1788-Frankfurt 1869 |
Algo así nos pasa de momento
en la lid contra el Coronavirus; y espero que, por el bien de todos, no sea por
mucho tiempo. Podéis ver en la web infinidad de frases célebres del mismo.
No caigáis en las falacias de
los bulos. Al filo de esto, os sugiero que leáis lo del Mito o Símil de la
Caverna del filósofo griego Platón (427-347
a. C) que podía aplicarse a las “redes sociales” de su época. Ánimo y no
desfallezcáis.
Aporto así mi granito de arena
contra este azote rompiendo una lanza contra el mismo como San Jorge y rogando
encarecidamente que, si alguno tuviera una solución, no se la guarde por favor.
Rafael
Gallego
A
30 de marzo de 2020, décimo sexto día del Estado de Alarma,
Desde
este foro, en nombre de la Asociación Micológica Leonesa San Jorge, queremos
dar las gracias y animar a todos los profesionales públicos y privados que se
están dejando la piel en la lucha diaria contra la pandemia que nos asedia.
Precioso relato, como lo bordas, Rafa, cuídate por favor.
ResponderEliminarGenial, primo. Me encanta.
ResponderEliminarMuy bien Rafa. Tienes que prodigarte más
ResponderEliminar¡Prodiguese Vd. Presidente!
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