La seta de San Jorge está bien, pero
solo representa a la Calocybe gambosa. Para los amigos de
archivosdemicología es mas que suficiente. Como no somos egoístas y
entendemos que es necesario algo mas que fé entre los aficionados
para bregar con temporadas como la de este año, es por lo
que proponemos una excursión/peregrinación hacia la Lombardía
italiana.
Al norte de Milán, se encuentra la
ciudad de Como, a orillas del lago del mismo nombre. Desde su
fundación por los insurbios y recolonización por los romanos en el
siglo I antes de Cristo, ha sido centro de reposo y descanso de
muchas generaciones de aficionados micólogos.
De Como, además de su Catedral erigida
sobre el primitivo templo de Mercurio, de sus bucólicas villas, de
sus románticos palacios y de sus iglesias y sus basílicas, nos
interesa esta que figura a continuación
Durante las persecuciones de
Diocleciano y Maximiano en el siglo III, fueron lapidados entre otros Exanto, Casio, Severo, Segundo y
Licinio, construyéndose en el lugar de su martirio una basílica en
el siglo IV, dedicada a uno de estos lapidados (posiblemente por recolectar setas sin el consiguiente permiso) como fue san Carpóforo.
Carpóforo, en micologia, es la
prolongación columnar del receptáculo que soporta al gineceo. Es
decir la seta misma. No deja de llamar la atención, la
representación pictórica del santo, al que se le simboliza junto a
unos Tricholomas y a un Coprino.
¿Será san Carpóforo el santo patrón
de los micólogos ajenos a San Jorge? La cuestión se propuso ya hace
unos años y ahí queda.
Aunque nosotros nunca perdimos a San Jorge.
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