miércoles, 28 de marzo de 2018

Último Martes Micológico del Mes (UMMM)





    
<Se trataba de dar una vuelta al mundo presentando un buen número de setas, una a una, para que averiguáramos de cuál se trataba. Al que acertase la Asociación debía pagarle un viaje alrededor del globo, plan de viaje y presupuesto incluidos. ¡Dios mío, empeñados de por vida!


La campanada dio la salida y allí se presentó con su peculiar “wit” el amigo Güell, todoterreno micológico, para ir desgranando un rosario de setas con la consiguiente intriga haciendo participar activamente a los pocos que concurrieron al evento. 

Se pudo saber cuáles eran algunas de ellas jugando a veces con sus nombres; unos averiguaron el género pero no dieron con la especie y tras creer haber desenmascarado algunas, nos jugó la vuelta con la sentencia julianesca de que “ahora ya no se llama así sino…” No era el Boletus satanas sino el Rubroboletus satanas. Los patinazos vinieron cuando se trató de dilucidar en qué país se encontraban, juego total de azar por cierto, lo cual quedó patente la mayoría de las veces con un sello de correos del mismo, desde el Imperio Otomano hasta Chile o Australia.



Aparecieron setas raras como la Morchella anatolica (Turquía), Cortinarius austro-venetus (Australia), Laccaria Ohiensis o fraterna (Chile), Tricholoma hochstetteri (Nueva Zelanda), Inocybe erubescens (Estonia), Lactarius lignyotus (Suiza), Cantharellus cinnabarius (Canadá)… 


Una manera particular y exquisita de hacer tomar parte al respetable. Por supuesto, el premio quedó desierto.

Muchas gracias por tu esfuerzo y genuino hacer, Eduardo>.


R. Gallego

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En la charla de este mes la función era de lo mas simple. Nos presentaban fotografias de setas de diferentes especies, que los asistentes, reconocidos micólogos de prestigio todos ellos, iban adivinando puntualmente. Quizá se presentó algún pequeño resbalón con la nueva nomenclatura de los boletales, que pienso nos darán problemas de adaptación. Pero el resto de las imágenes ¡de chapeau!



Y es que el premio bien lo valía. Ni mas ni menos que una vuelta al mundo con todos los gastos pagados a cargo de la Asociación Micológica. Asi pues, al primer fallo, las jerarquías respiraron tranquilas.



Se trataba de dar nombre al país que había puesto en circulación algún sello con la imágen de la seta presentada. Y aquí estaba el truco. Son decenas los timbres postales de muchos paises que presentan la imágen, pongamos por caso, de una Macrolepiota procera.




Dificil de adivinar. Pero una buena coordinación y asistencia de  los miembros de San Jorge, y ahora estariamos todos haciendo las maletas.

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